28 mayo, 2008

¿Habrá Estudios de las Religiones en la Universidad?

Según informa El País, la Agencia de Calidad ha empezado a emitir sus dictámenes sobre las carreras adaptadas al modelo. ¿Alguna universidad se planteará la carrera de Estudios (Religious Studies) o Ciencia de las Religiones (Religionswissenschaft), que están perfectamente establecidas como disciplinas autónomas y laicas en el ámbito universitario europeo? (véase Heidelberg, Marburg, Aarhus, etc. etc.). Ya veremos, pero esto le pilla tan lejos a algunos que actualmente rigen el cerrado mundillo universitario español, que tenemos muy pocas esperanzas de que ocurra. Al menos, desde el ámbito laico, porque el religioso intentará preservar su territorio, con todos los condicionantes que ello implica...

08 mayo, 2008

Novedad editorial: Historia de la Biblia, Ed. Kairós


Historia de la Biblia

Jaroslav Pelikan

Traducción: Elsa Gómez (revisión de Joaquim Martínez Piles)

Editorial Kairós

Barcelona, 2008

Páginas: 339

ISBN: 978-84-7245-668-6



A responder a la pregunta "¿De quién es la Biblia?" (título original del libro) dedica Jaroslav Pelikan el inicio y el fin de este interesantísimo volumen, en el que el afamado profesor de la universidad de Yale nos guía a lo largo de más de tres mil años de historia de uno de los libros más influyentes y, sin embargo, quizá también uno de los más desconocidos de la cultura occidental. Y lo hace sabiendo combinar la más exigente erudición con una asombrosa facilidad para comunicar y para transmitir el saber que alberga y que aquí pone al alcance de cualquier lector interesado en los orígenes, evolución y versiones existentes de la Biblia.

El profesor Pelikan comienza con una paradoja real: si una mujer católica, una protestante y una judía acudiesen juntas a una librería con el fin de comprarse una Biblia, el dependiente debería preguntarles primero qué Biblia quiere cada una. Hay Biblias distintas según la confesión del lector, y aun dentro de una misma tradición religiosa de base bíblica hay grandes diferencias culturales, lingüísticas y de interpretación entre unas ediciones y otras.

Puede parecer sorprendente que este libro, que trata de la historia de un libro, o mejor de una colección de libros reunida a lo largo de varios siglos, dedique buena parte de sus esfuerzos a enfatizar la importancia de la tradición oral en la transmisión histórica de la Biblia. Y es que la Biblia es ante todo "palabra", palabra hablada, revelada, transmitida y después enseñada. La continuidad de la revelación, de la comunicación entre la divinidad y el pueblo creyente, es uno de los elementos esenciales que se mantienen de libro a libro y de época a época de la Biblia. Es sólo mucho más tarde cuando esta palabra comienza a tomar forma escrita y que luego tomará nuevas formas en otras lenguas, en un proceso largo y complejo que las leyendas y tradiciones suelen resumir en algún hecho sorprendente o milagroso (como la traducción al griego por los Setenta o la versión en latín, la Vulgata). E incluso entonces, siguió siendo a menudo palabra hablada, pues fue escrita para su recitación y proclamación en voz alta para los fieles. Leer la Biblia individualmente y en silencio es un fenómeno muy tardío.

El estudio propiamente histórico (y que justifica el título de la versión castellana del libro) comienza, como no podía ser de otra manera, por la revelación judía. El profesor Pelikan nos presenta la Torá, base narrativa de todo lo que había de venir después, resaltando la centralidad de las promesas de Dios a Abraham, que serán reiteradas y recordadas una y otra vez en libros posteriores. Les siguen los libros de los Profetas, Salmos, Proverbios y otros libros menores, incluidos algunos que serán incluidos en algunas versiones de la Biblia (como la católica) y excluidos de otras. La irrupción de la influencia cultural griega y la elaboración de la Septuaginta representa un momento de cambio y renovación en una tradición que hasta entonces había permanecido en los reducidos círculos de la cultura hebrea, y que obliga a ésta a un replanteamiento. El proceso de fijación del texto hebreo con sus vocales (es sabido que la escritura hebrea solía prescindir de ellas) vuelve a poner de manifiesto la importancia de la tradición oral, que facilita la interpretación de textos que de otra manera podían inducir a confusiones (como de hecho así fue).

La llegada de Jesús y el surgimiento del Cristianismo representan otro momento de redefinición y cambio. En efecto, los cristianos no sólo reconocen en su mayoría (a menudo afrontando el desafío de autores como Marción) la validez de la Biblia hebrea, sino que justifican su existencia apelando a los propios textos bíblicos (en su versión griega) y, en definitiva, apropiándose del texto y del sentido mismo de la revelación bíblica. Los cristianos echan en cara a los judíos que desconocen su propia tradición, al negarse a reconocer las señales proféticas que ellos encuentran en el texto, lo que desencadenará una intensa exégesis tanto en el bando judío como en el cristiano para justificar la postura propia y deslegitimar la contraria.

Tras el período medieval, en el que cabe destacar el uso de las glosas como explicación de determinados pasajes (y que, en algunos casos, llegarán incluso a incorporarse al mismo texto), llegan el Humanismo y la Reforma y con ellos, la renovación del interés por la literalidad del texto bíblico. Se recuperan las versiones en griego y en hebreo y la imprenta permite el acceso de las masas a un libro que durante siglos había quedado en manos de los monjes y estudiosos. Sin embargo, con el protestantismo y la modernidad llegará también el cuestionamiento de la validez histórica de la Biblia. La aplicación del método histórico-crítico y los avances del racionalismo y la Ilustración pondrán en cuestión la historicidad de los relatos bíblicos. Finalmente, la Biblia llegará a todos los rincones del mundo, gracias a la multiplicación de sus ediciones y a la acción misionera. Con esta expansión aparecerán nuevas visiones e interpretaciones que siguen enriqueciendo el legado milenario de este texto.

El estilo de Pelikan es en todo momento accesible y didáctico, y la prolijidad de los datos nunca obstruye la comprensión de cada momento histórico y cuáles eran los temas candentes que movían a lectores e intérpretes de la Biblia. Se echa quizá en falta una mayor atención al Cristianismo oriental u ortodoxo, que también cuenta con una riquísima tradición de estudio e interpretación de la Biblia y que apenas merece alguna mención pasajera en la obra, mientras que las ediciones en lengua inglesa acaparan buena parte de la atención del autor en la segunda mitad del volumen.

Por su parte, la traducción es correcta y se lee con fluidez. Merecería una nota excelente de no ser por algún error de bulto ocasional que encontramos, como utilizar el vocablo "Iluminismo" para referirse a lo que en castellano conocemos como "Ilustración" (Enlightenment en inglés, Aufklärung en alemán). Dada la calidad general de la traducción, una equivocación tan grave sorprende y baja mucho nuestra apreciación del trabajo realizado. También es discutible el uso de la palabra "Apócrifo" para referirse a algunos libros hebreos que entraron en la Biblia católica pero no así en la judía ni en la protestante: generalmente en nuestro ámbito cultural se usa el término "Deuterocanónicos" para referirse a estos libros, reservando el término "apócrifos" para los evangelios no canónicos. Esto está explicado en la página 95 del libro pero habría convenido un tratamiento más sistemático de esta terminología.

La conclusión del profesor Pelikan es que la respuesta a la pregunta: "¿De quién es la Biblia?" es, como quizá no podía ser de otra manera, "de todos". Ante la pluralidad de versiones, ediciones, traducciones e interpretaciones, sólo cabe, en nombre del bien común y la convivencia, abogar por el carácter polisémico del texto bíblico: está abierto a diversas interpretaciones, y todas ellas pueden ser válidas. La verdad, como la belleza, tal vez sólo esté en el ojo de quien observa.

Jaume de Marcos