24 diciembre, 2004

Experto del Consejo de Europa plantea necesidad de educación religiosa

James Wimberley, alto directivo del Consejo de Europa en temas de Educación, ha publicado un artículo titulado "LA EDUCACION PARA EL DIALOGO INTERCULTURAL E INTERRELIGIOSO: LA NUEVA INICIATIVA DEL CONSEJO DE EUROPA" en la revista Prospects de la Oficina Internacional de Educación de la Unesco.

El autor parte del cambio de política que tuvo lugar en el seno del Consejo de Europa a partir de los atentados del 11-S, que le condujo a impulsar el fomento del diálogo intercultural e interreligioso para que las sociedades occidentales avancen en cohesión y minimicen los riesgos de conflicto entre comunidades. Uno de los factores clave es el mutuo conocimiento de las comunidades en convivencia, en el que el elemento religioso es una pieza fundamental. Por ello se plantea la enseñanza de la multiplicidad de religiones en la escuela como parte integrante del desarrollo formativo de los niños y jóvenes.

Sin embargo, la diversidad de planteamientos legales, de currículums educativos y de composición social de las sociedades europeas plantea un gran obstáculo para el proyecto de educación interreligiosa en las escuelas de Europa, por lo que el Consejo ha desviado dicho proyecto hacia una temática intercultural más amplia. Sin embargo, el autor desgrana una serie de motivos por los cuales la religión tiene una relevancia y una autonomía propias que hacen necesario volver a plantear su educación como materia individualizada, es decir, no integrada en otras asignaturas.

Los elementos que justifican esta autonomía del hecho religioso dentro del marco educativo, según el autor, son: el carácter personal y emocional de la religión, la esencia normativa de toda religión que engloba los valores éticos y los integra en un marco superior, el arraigo de lo religioso en el patrimonio cultural y el arraigo de la propia afiliación religiosa en la sociedad.

A partir de estas bases, el autor pronostica que el proyecto del Consejo de Europa acabará reconociendo la religión como un área de estudio separada en el ámbito escolar, dentro de un marco intercultural común. Para concluir, propone que para delimitar su implementación en la escuela, el proyecto educativo se inserte en las declaraciones de los derechos del Niño vigentes internacionalmente.

Fuente: Revista Prospects, núm. 126
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